Álex Anwandter, una vez más en el Teatro Caupolicán: Devoción a toda prueba

El puslo de tu corazón se acelera. Es lo que canta Álex Anwandter ante un Caupolicán repleto. Es el sexto que llena, y en verdad es lo que pasa en la gente. Es un tipo que logra conectar con sus letras, inspiradas en emociones naturales para cualquier ser humano, pero dichas de una forma bella y directa, solo como algunos logran sintetizar.

Esta noche, Alex luce con la cara pintada, en un look que me recuerda a Charly García en los tiempos de Piano Bar, especialmente cuando se sentó al piano para realizar sentidas versiones de “Tatuaje” y “Que se acabe el mundo por favor”.

Éstas fueron primera parte del show bautizada como “llanto”, con temas más apasionados y que calan más hondo en el corazón, entre los que sobresalieron la balada “Tormenta” (¿la última gran balada que ha dado el pop chileno?) y “Cordillera”, un tema necesario y urgente que golpeó fuerte, con la mención a Carabineros 24 horas después de la lamentable muerte de dos hinchas de Colo Colo en la previa de un partido.

El pulso creció en el tema 12, con el inicio de la segunda parte “baile”, en el Álex sumó más energía a un setlist en el que desempolvó varios temas de Latinoamericana, sacó brilló nuevamente a “Tatuaje”, que no sonaba en vivo de hace varios meses, y estrenó en vivo el track que da nombre a su más reciente álbum, “Dime precioso”.

La devoción fue total, como ha sido siempre que Anwandter llena este recinto de calle San Diego. Un músico dueño de un catálogo macizo y una fanaticada fiel, aue puede darse el gusto de tocar temas menos conocidos y dejar de lado todo lo que hizo en sus primeros años, como sus hits con Teleradio Donoso y de su debut solista, Odisea.

A estas alturas, con una carrera que pronto cumplirá dos décadas, Álex Anwandter ya se muestra firme y solido, consolidado como uno de los principales referentes del pop chileno, y cuyos pasos siguientes, más allá de hitos mediáticos como shows en recintos más grandes o el Festival de Viña, pueden ser impredecibles, como una nueva película o un disco de corte más experimental. El público estará de su lado en cualquiera de estas misiones.

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